EDUCACIÓN POPULAR Y MOVIMIENTOS SOCIALES

Podríamos preguntarnos: ¿Tienen los movimientos sociales capacidad para pugnar y liderar el necesario cambio estructural de nuestros pueblos? ¿Qué rol cumple la educación popular en esta lucha anti-hegemónica y de construcción de una nueva hegemonía?

MOVIMIENTOS SOCIALES EN EL PERÚ

Cuando hablamos de “movimientos sociales” nos estamos refiriendo a los diversos segmentos de la población que pugnan de manera directa y organizada por sus reivindicaciones grupales.

En mi país –durante la década de 1990- tanto la Confederación Campesina del Perú (CCP) como la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) entraron en repliegue. En el primer caso, se reafirman nuevas y segmentadas formas de organización: Junta de Regantes, Conveagro, cocaleros. En el segundo caso, la central obrera fundada por José Carlos Mariátegui se reduce a las dinámicas de los trabajadores de Construcción Civil y del magisterio, organizado en el Sindicato Unitario de Trabajadores en el Perú (SUTEP).

En el mismo período, se hacen presentes en la dinámica social otros grupos como: Núcleos femeninos organizados en comedores populares, las comunidades campesinas en pugna contra la contaminación ambiental o las comunidades indígenas amazónicas defendiendo su territorio. Así mismo, se multiplican –en diversos sectores- los grupos de “participación y vigilancia ciudadana” alentados por el mismo sistema.

Paralelamente, en el Perú, hay crisis de los partidos políticos que siempre pugnaron por el cambio de modelo socio-económico. Las organizaciones políticas revolucionarias que optaron por la vía insurreccional se tuvieron que replegar en la década de 1990; mientras que las que participaron en elecciones formales -en los últimos 10 años- no tuvieron mayor éxito.

En este contexto, los movimientos sociales –en el caso peruano- como que han acumulado una mayor importancia, en la medida que substituyen a las organizaciones políticas en la dinámica social de nuestros pueblos.

Parecería que los movimientos sociales en el Perú estuviesen obedeciendo a una propuesta de fragmentación de las luchas sociales. Recordemos que uno de los rasgos de las reformas neoliberales en la década de 1990, fue la ampliar los márgenes de una participación controlada, en la medida que no se toque el núcleo duro del sistema: las relaciones sociales de producción y el ejercicio del poder central. Como que los movimientos sociales cumpliesen este rol mediatizador del sistema.

Creemos que la dinámica controlada de los movimientos sociales peruanos en los términos señalados, es muy relativa. Hay indicadores que señalan otros rumbos. Veamos solamente dos de ellos:

  • Las dos últimas elecciones presidenciales en el Perú muestran que la población pauperizada del Perú busca otras alternativas. Inicialmente fue su voto victorioso por el “cholo Toledo” y después su voto ganador en primera vuelta por Ollanta Humala. En ambos casos, como que las personas y los movimientos sociales que pugnan por el cambio apostaron por una representación transformadora.
  • De igual manera, los acontecimientos del 12 de julio del 2007 , señalan que los diversos movimientos sociales fragmentados podían coincidir en prácticas unificadas, reconociendo el liderazgo de la CGTP y siendo vertebrados por la lucha del magisterio nacional

El actual gobierno tiene conciencia de la potencialidad de los movimientos sociales en el Perú. Por ello, quiso y quiere anular al gremio magisterial, así como busca satanizar las luchas de las comunidades que se oponen a una explotación minera contaminante (caso Majaz, en Piura). El sistema reconoce que detrás de las dinámicas sociales se puede desencadenar un proceso de transformación más profunda.


EDUCACIÓN POPULAR EN EL PERÚ

La Educación Popular surge en América Latina y el Perú cuando coinciden dos procesos en las opciones de cambio. Por un lado, la necesidad de una “línea de masas” y, por otro, lado el reconocimiento que la revolución la hace el mismo pueblo y no se hace solamente para él. Surge así la exigencia de tener una población con movilización-conciencia-organización, y esto evidentemente suponía prácticas de educación liberadora.

En la década de 1970 y primer quinquenio de 1980, las prácticas que acompañaron el surgimiento de los diversos movimientos sociales, casi todos ellos fueron acompañados con procesos de enseñanza y de aprendizaje, con la opción de educación popular. La dimensión formativa de los grupos sociales se ejecutaba en el marco de poner en marcha una transformación estructural de la sociedad. En ese período, la construcción de una sociedad socialista era como que la finalidad central de la educación popular y, por ello, tenía un carácter subversivo.

Cuando a comienzos de la década de 1980, se profundiza la violencia política en el Perú, el sistema inicia un proceso de satanización de todo movimiento social, involucrando a sus dirigentes. Uno de los grupos alzados en armas desarrollaba “escuelas populares” y este nombre tendía a confundirse con “educación popular”, generando que muchos de sus seguidores ya no siguiesen usando esta denominación. En algunos grupos sociales, en lugar de hablar de “educación popular” se comenzó a hablar de procesos de capacitación.

Importa señalar que la educación popular surge básicamente al interior de los movimientos sociales que se dan fuera de la escuela. Sin embargo, ya desde fines de la década del 80, se toma conciencia de que la práctica de la educación popular debería darse “dentro del aula” y “fuera del aula”. El enfoque popular de las prácticas de enseñar y de aprender debería disputarse también dentro del sistema de educación formal.

Quienes trabajamos con estos lineamientos, encontramos que deberíamos priorizar el trabajo educativo-popular con los docentes y su gremio. En realidad, se asumía que el movimiento social docente se comportaba como motivador y aglutinador de las luchas territorialmente dispersas de otros grupos sociales de otros sectores. Como que el magisterio cumplía un rol articulador y, por ello, había que asegurar un magisterio alineado a los enfoques de cambio.

Creemos que, por esta época, nace una suerte de “conductismo popular”. Es decir, si bien formalmente se toma distancia de los postulados esquemáticos del Estímulo-Respuesta; sin embargo, en la práctica se aceptó que si se modificaba el enfoque de la enseñanza (estímulo), esto derivaría en cambios en el enfoque aprendizaje (respuesta). Por ello, se priorizó el trabajo con los maestros, dejando en un segundo nivel las condiciones de educabilidad y del entorno de los estudiantes.

La dinámica reseñada y la nueva hegemonía neoliberal nos ubican en un nuevo contexto, no sólo en Perú sino a nivel continental, donde la educación popular tiene renovados desafíos y formas de operar.

DESAFIOS

La Educación Popular (EP) debe asumirse con historicidad; y ello supone recuperar el encuentro entre lo pedagógico y lo político no en abstracto, sino con la connotación histórica. ¿Qué postulados hacer en educación en el estado actual de la lucha de clases a nivel nacional e internacional? Voy a detenerme en algunos desafíos.

1) Hacer política desde la EP

Importa asumir que la EP se define fundamentalmente por el propósito de coadyuvar –desde las prácticas intencionales de enseñanza y aprendizaje– a la liberación de nuestro pueblo y esto supone ejercicio de poder; es decir, la EP tiene un rasgo fundamentalmente político. Los procesos de enseñanza y de aprendizaje, en el marco de la EP, no solamente deben atender necesidades inmediatas de sobrevivencia y desarrollo de nuestro pueblo, sino que deben coadyuvar a prácticas contra la actual hegemonía neoliberal y la construcción de una nueva hegemonía, en cada país.

2) Construcción globalizada

Si la EP tiene una connotación política, necesariamente debe ubicarse en el marco de una correlación de fuerzas que va más allá de los límites nacionales. Debe responder a las nuevas formas de articulación imperialista:
  • La EP no debe estar simplemente a la defensiva (contra los efectos del neoliberalismo y del neoimperialismo) sino también a la ofensiva para construir nueva hegemonía.
  • La EP debe tomar posición respecto a rasgos nuevos del sistema globalizado:
  • El “Humanismo Militar” (¿Qué precisiones debemos hacer a nuestro trabajo en Derechos Humanos?).
  • El “Pensamiento único” (creer que solamente existe la alternativa neoliberal): ¿Recetas únicas en educación?
  • La “unipolaridad política y militar”: ¿Qué decir a nuestros educandos sobre esto?

3) Historicidad de los sujetos

No hay hechos sociales, sin sujetos históricamente determinados. La EP debe concretizar el principio básico de que los sujetos de la educación están históricamente determinados. Esto supone:
  • Recuperar en la vivencia concreta y el rol protagónico de los estudiantes y niños (“uchuyruna”).
  • Conjugar el derecho de los sujetos que enseñan y el derecho de los sujetos que aprenden;
  • Establecer las características culturales y condiciones de educabilidad. Por ejemplo, las condiciones de educabilidad en comunidades indígenas amazónicas son diferentes a las de comunidades indígenas andinas y ambas diferentes a las comunidades urbano-marginales.

4) Espacios comunes en el Norte y en Sur

Si la lucha contra el sistema es globalizada, importa tener una plataforma de coincidencias y de rechazos en el Norte y en Sur. Más allá de visiones eurocéntricas o tercermundistas, las prácticas educativo-populares deben asumir esta plataforma por parte de las personas y colectivos que creemos que un nuevo modelo de sociedad es posible:
  • Importa promover la identidad o elementos que nos unifican en el Norte y Sur: ¿El desarrollo humano?, ¿El socialismo¿ ¿Cuál?
  • Precisar los elementos comunes de oposición: ¿El neoliberalismo consumista e individualista?
  • La EP debe ayudar a que el Movimiento Social por una sociedad diferente internacional profundice su opción con vocación de poder en el Norte y en el Sur.

5) EP, raza y cultura

La EP debe profundizar el sentido de cultura y de raza: de interculturalidad y de “interracialidad”. Más allá de nuestras opciones educativas, los movimientos políticos en nuestra América Latina andina recuperan esta dimensión (Bolivia, Ecuador, Perú):
  • En América Latina , la colonización se sintió como una vivencia racial. El colonizador y el colonizado – con razas diferentes – tuvieron roles diversos en la economía, en la política, en el desarrollo cultural y educativo.
  • Nuestros pueblos – en su inconsciente colectivo – históricamente recuperan el nexo entre pobreza–raza / cultura-liberación / raza-cultura.
6) Reconstruir ideologías “naturales”

La EP debería hacer un trabajo sistemático para decodificar y deconstruir algunas situaciones que se dan como supuestos. Por ejemplo, la “propiedad privada” o el “trabajo-para-tener-consumir”. En estos casos se presentan como nuevas formas de ideología dominante, como una suerte de “naturalización” artificial de problemas, de procesos, de soluciones y sobre todo de “sentido de la vida”. La EP tiene un enorme campo de trabajo en este campo de disputa ideológica.

7) Aspectos nodales de lucha contra el sistema.

La EP debería centrar su trabajo en aspectos nodales de la lucha contra el sistema y de construcción de alternativas. Desde las prácticas de enseñanza y aprendizaje, con enfoque popular importa:
  • Promover la formación de Sujetos de cambio con un Programa de cambio.
  • Desarrollar la capacidad de problematizar en los educandos en las prácticas educativas formales y no formales.
  • Desarrollar hábitos organizativos en la población.
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Sigfredo Chiroque Chunga
Instituto de Pedagogía Popular*

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bueno la apreciación de una educación popular de las escuelas populares empezando de Jesús nuestro gran maestro que ya predicaba la escuela popular y una educación popular mística de esencia de hombre co valores y compromiso